Dexter (1ª temporada)

Hace tiempo que vi la primera temporada. Simplemente me fascinó. Hacía mucho tiempo que no veía una serie tan cautivadora, fresca, con un estilo tan nuevo. Al principio recuerdo que me pareció algo grotesco que me pudiera gustar una serie de ese calibre pero, poco a poco se fue convirtiendo en todo un arte argumental e interpretativo.

Dejé de verla por causas que ya no recuerdo pero siempre la he tomado por una serie de culto y valorado en la sombra. Ahora, me he propuesto empezarla de nuevo y seguirla de principio a fin durante, si no más en un futuro, sus ya cinco temporadas.

Desde el principio me llamó la atención el propio personaje. Fuera de su particular obsesión, es una persona penetrante, apasionada en extremo con un enorme vacío en su interior pero a la vez deseando explotar en un mar de sensaciones, aunque nada convencionales.

Tanto la trama como el personaje principal ofrecen un soplo de aire fresco frente a los tópicos que hoy en día se pueden encontrar en televisión. De ahí su éxito en parte. El entorno y los personajes que le rodean se acercan más a lo que es una típica serie policial pero que encajan a la maravilla con lo que representa el bloque principal de la serie. Cada uno tiene su propia personalidad característica enmarcada en los típicos clichés de una comisaria.

En principio, no sabemos nada sobre el pasado de Dexter pero poco a poco, gracias a los flashbacks que aparecen a menudo, vamos entendiendo el desarrollo de la particularidad del protagonista durante su infancia y juventud, que va creciendo hasta el punto de casi descontrolarse. Perdido entre sus tormentos, un joven Dexter se hubo de rendir ante su padre adoptivo para canalizar su obsesión, poder sobrevivir y por qué no, poder hacer algo “provechoso” con ella.

Rita también es un factor fundamental en el hilo argumental ya que sirve de unión personal entre Dexter y el hecho de fingir tener una vida normal y no levantar sospechas en su entorno.

Su hermana Debra es, por el momento, su única relación no fingida y de más o menos afecto que tiene. Valora mucho a su hermano y lo tiene en gran consideración en los casos en los que trabaja. Tiene mucho potencial pero en su trabajo no le van a poner las cosas fáciles. Se siente cohibida frente a sus superiores aunque no se da por vencida.

En los créditos iniciales, podemos adivinar desde un principio que en esta serie vamos a ser testigos del lado grotesco o tétrico de acciones cotidianas para nosotros, ya que todo desde la perspectiva de Dexter es así.  Su mirada pícara aunque dulce al final nos hace sonreír de forma sugerente ante un protagonista con un historial de secretos demasiado larga. Actúa en la sombra, pareciendo un ser superior a los demás como si solo él pudiera apreciar lo verdaderamente importante de la vida.

Los monólogos de pensamientos que van fluyendo durante los capítulos es, desde mi punto de vista, la esencia fundamental de la producción. Nos introducen directamente dentro de la mente del protagonista haciéndonos partícipes de sus más oscuros deseos.

Sueño que floto sobre la superficie de mi propia vida, viéndola pasar, observándola. Soy un intruso que mira”. Básicamente así es Dexter. Mira la vida pero no participa de ella.

Miami, la ciudad perfecta para Dexter. Así la describe él mismo una vez. Donde puede cumplir y realizar su arte sin llamar demasiado la atención. Una ciudad de peligro y crimen se convierte en un paraíso ante los ojos de Dexter.

Aún no se cómo terminará todo pero muy lentamente, nuevos pensamientos afloran en la mente de Dexter. Son pensamientos normales y cotidianos para nosotros pero sorprendentes para él. Quizá en un futuro Dexter no solo conozca el funcionamiento y sentimiento de las personas, sino que pueda formar parte de él. Realmente él quiere ser normal, pero no puede. Dexter es así.

Remordimiento, arrepentimiento o culpabilidad, son palabras que Dexter no suele utilizar muy a menudo, pero hasta él es capaz de interpretar las señales que dan los sueños. Son sentimientos típicamente humanos y nuevos para su consciencia. Pero ahí están. Como muy bien dice él, en cualquier momento pueden descubrirle y sus días estar contados por lo que ha de disfrutar de las cosas, tanto sus peculiaridades como las pocas normales que experimenta, durante el tiempo que pueda.

Realmente Dexter es una persona bastante normal. Se descubre que tiene esa obsesión con matar por algo que ocurrió en el pasado, un trauma fue el desencadenante de todo. Él podría lograr controlarlo y sentirse más cercano a las personas sin tener que fingir tanto, pero hasta ahora no sabía muy bien como. Solo le quedaba fingir, fingir en todo. Ahora podría habérsele abierto una pequeña ventana hacia el autoconocimiento que tanto necesita.

¡Sorpresaaa!...el asesino del hielo por fin se ha desvelado. Aún no lo han atrapado sino que ha aparecido en una escena descubriéndose y adelantando la respuesta al espectador. Por lo menos a mí me sorprendió su identidad al principio pero luego vas poco a poco atando cabos y el personaje encaja en la mayor parte de la historia. ¿Quién iba a ser si no? Debía de tener algún protagonismo interno para darle la importancia que merece dentro de la serie así que creo que lo han elegido bastante bien. Sin embargo, esta serie está llena de sorpresas y la de esta temporada ha sido muy sonada.

Como visión general, la trama ha sido muy buena, tanto que tengo mis dudas con respecto a las demás temporadas que siguen. No me gustaría que esta serie entrara en un bucle de historias que pierden sentido solo dirigidas por el beneficio que prometen y que se embolsan sus creadores.  Lo digo porque realmente esta temporada tiene un principio y un final muy marcados. Hoy en día estamos acostumbrados a que nos dejen la miel en los labios para la siguiente temporada pero esta serie no. No pretende que la sigamos viendo por el argumento sino por el personaje. El tiempo dirá si los siguientes capítulos son merecedores de estar en la estantería acompañando a esta primera temporada de éxito o, por el contrario, haya que meterlas en un cajón fuera del alcance de nuestra vista y quedarnos con el pensamiento de lo que podría haber sido.

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