…nada mejor que una buena presentación.
El cine es algo que siempre me ha apasionado. No sé muy bien cómo explicarlo pero que algo totalmente ajeno a ti pueda transmitirte emociones es algo que me impresiona muchísimo.
Aún recuerdo la primera vez que fui a ver una película a la gran pantalla, "El Rey León", cuando yo apenas tenía 3 años. Para ser mi primera vez, fue una gran película (eso pocos pueden negarlo) aunque fuera de animación infantil.
Siempre me embriaga una gran emoción cuando voy a la gran pantalla a ver una película. Ya que voy bastante poco, siempre intento seleccionar las películas que en verdad merecen la pena ser vistas en tal envergadura, las que de verdad deseo ver, y las que me hacen sentir como una niña pequeña e inocente como aquella primera vez. Las películas son capaces de muchas cosas, aunque bien es verdad que estoy casi más a favor de un buen libro a lo que representa en sí la película aunque, como en todo, hay excepciones.
El arte cinematográfico es capaz de romper cualquier barrera, de alejarte de la realidad o acercarte como nunca a ella, siempre a la merced de un equipo empleado en cuerpo y alma para conseguir lo mejor de su obra.
Sin embargo, no todo iba a ser de color de rosa. No siempre se consigue lo que se busca e incluso esto suele pasar con mayor frecuencia que lo contrario. No todo se puede proclamar de "gran pantalla" por mucha publicidad que le pongan.
Yo siempre busco experimentar nuevas sensaciones, que el cine me ofrezca algo más que unas imágenes y un sonido. Busco la perfección, no en una única producción, sino en las que de verdad son dignas de ver, que me lleguen a lo más profundo de mi ser y pueda experimentar la emoción de haber encontrado algo más de lo que normalmente ves.
Entonces sonríes, abres los ojos al máximo, te quedas boquiabierto y de repente sientes como se te eriza el vello de la piel haciendo que todo tu cuerpo se estremezca…
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